Elegancia transalpina

Marco Verrati, 22 años, ya destacaba en el Rosario Central argentino, un jugador diferente, sabía parar el balón, driblar y dar ese pase entre líneas para romper toda una defensa. Y claro está, no pasó desapercibido, y en 2012, cuando la mayor parte del mundo todavía no sabía quién era, Europa le abrió las puertas, y lo fichó el Pescara italiano. Ese mismo verano, acabó llevándoselo el PSG por 12 millones.
Es obvio que cuando vas a un club grande, tienes que aportar, y Verrati es constante en ello. Desde que llegó al club parisino, ha mejorado en casi todos los aspectos: lucha, físico, cabeza y pies.
Marco es un jugador que viene a pedirla, y que ni siendo centrocampista de corte, ni un media punta puro, sabe iniciar, y de hecho lo hace en numerosas ocasiones, la jugada. Donde más cómodo se siente es un esquema de 4-3-3, con un jugador al lado que sea más de corte, como T. Motta, que suele ser su pareja de baile en los partidos con el PSG. Verrati no escatima en ayudas defensivas, es un jugador experto en transiciones ataque-defensa y viceversa, y claro, luego está la calidad del muchacho, que es descomunal. El italiano las pone donde quiere, y cuando quiere, y no tiene miedo de arriesgar con la pelota, una acción que suele ser muy cotidiana en su salida de balón.
Y claro que tiene que mejorar mucho, pero el chico apunta ya muy alto.