Prometer el futuro de un futuro prometedor

Desde que Luis Aragonés pusiese a jugar a aquellos "bajitos" que mareaban con balón en el centro del campo de la selección española, una forma de jugar se ha inculcado desde los más veteranos hasta los más novatos: el toque. Mimar la pelota. Los apoyos cortos para hacer un cuadrado el campo propio y un abismo el rival. Utilizar la pelota para triunfar.
Y eso se demuestra en las categorías inferiores, como el la selección sub-19. Fortísimo bloque y sublimes individualidades. Combinar esas aptitudes tiene como premio poder llegar a lo más alto del fútbol mundial. Los equipos más grandes aportan jugadores, sin olvidarse de los más humildes. El equipo sub-19, guiado por el seleccionador Luis de la Fuente, se compone de jugadores - cuyo futuro es muy prometedor - que llegarán a ser los mejores en sus posiciones. Jesús Vallejo, en el equipo titular del Zaragoza con tan sólo 17 años, corta, ordena, sale con el balón y lidera. Un capitán en toda regla. Encontramos dos jugones en el mediocentro. Marco Asensio - Real Madrid - y Dani Ceballos - Real Betis -. Ambos llamados al podio. Excelsos jugones con una calidad innata. El madridista, interior con España, gusta por fuera y por dentro. El jugón total. El es el dueño absoluto de la zona de tres cuartos. Recibe, observa y crea. En cambio, el bético prefiere más el centro del campo. Por dentro para asociar y por fuera para rematar. Polivalente como pocos; rota en el pivote ofensivo o en la mediapunta, sin contar que ambos jugadores pueden ser de banda. 
El tanque es Mayoral. Criado en la Fábrica madridista, es un delantero que ataca los espacios como pocos lo hacían con su edad. Caídas a banda, buen disparo y salida a la mediapunta para dejar el espacio de la diagonal a los extremos.
España tiene un futuro prometedor. Trabajarlo será la llave para asegurarlo.


"El Tigre" volverá a rugir

Oporto y Atlético lo consagraron. Mónaco y United lo enterraron. Una de cal y otra de arena. Pero Radamel es de los mejores del mundo. Junto a Hulk, Varela, Moutinho u Otamendi formaron un equipo que ganó una Europa League sin despeinarse. Lo siguieron el Kun, Forlán, James, Van Persie o Rooney. El problema era anímico. Estrella de Colombia - el punto de inflexión fue no llegar al Mundial por su lesión en la rodilla - dejó el legado de capitán y héroe a James. El madridista cogió la responsabilidad de marcar y asistir.
Ahora, una nueva etapa en "los Blues". Mourinho y Diego Costa para devolverle esa frescura que hace al colombiano único en su puesto. José hizo del Chelsea una arma que funcionaba siempre mecánicamente: 4-2-3-1 con galones para Fábregas y Diego Costa. Hazard ponía la magia, Terry el sacrificio e Ivanovic la sorpresa. Pero algo siempre le fallaba: el volante. Ni Oscar - eterna promesa -, ni Cuadrado, ni adelantar a Cesc. Se le resistía. No había regularidad ni había consistencia. Cuando se partía el equipo, siempre era ahí.
Por eso Falcao es la solución. Fuera volante, y dentro segundo punta. Pasamos al 4-4-2 para hacer un equipo fuerte, equilibrado, y mágico. Hazard-Matic-Fábregas-William + Costa-Falcao. Suena a segunda Champions. Fábregas se adelanta, y abarca el medio campo. Matic - junto a Busquets, el mejor en su puesto - es el hombre de las coberturas. William desborda y Hazard es Hazard. Costa cae a su banda preferida, la izquierda, y Falcao tiene total libertad para bajar a zona de tres cuartos para recibir y encarar.
Faltaba la pieza definitiva y esa pieza se ha encontrado. El Chelsea hará mejor a Falcao y Falcao hará mejor al Chelsea.