Florenzi fue el dios del Olímpico

Luis Enrique volvió a casa y la afición estaba advertida. El Olímpico fue un infierno y los Giallorossis unos perros de caza. Un físico abrumador y una calidad digna de la ciudad más mágica del mundo.
Mathieu fue la llave del miedo y la forma de matar dos pájaros de un tiro. Él y Piqué en área pequeña vs Dzeko y él y Jordi Alba en velocidad vs Salah. El egipcio era el diferente. Uno para uno con la rapidez de sólo unos pocos. Alba es rápido, y el duelo fue de golpear y defender.
La baja de Pjanic - junto a Strootman y De Rossi formó el mejor mediocentro junto de Italia junto al de la Juventus - marca una reflexión. Nainggolan suma músculo pero resta fútbol. Entonces, aparece con más peso la opción De Rossi. Daniele toma el mando y saca balón. Roba, crea y destruye. Mediocentro total. Brutal su evolución.
La MSN fue un espejismo en Roma. Suárez se peleó con Manolas y Rüdiger - central con gran proyeción - e hizo su trabajo, el gol. Pero fue la única batalla que ganó. Neymar, todavía al 60%, rindió de menos a más pero no fue suficiente. Y la M estuvo enjaulado. Aún así, la bestia despertó y Messi dió un palo y un recital de como salir de una celda y mover a todo un equipo. De nuevo, insuficiente.
En frente estuvo el triplete Falqué-Dkezo-Salah. La llegada del tanque bosnio apartó, momentáneamente, a "Il Capitano" del terreno de juego. Totti tiene sus años y poco a poco, por desgracia para el fútbol, se va apagando. Dkezo busca todo balón en área. Él, como Klose y cuatro más, manejan esos tiempos y espacios como muy pocos. Salah y Falqué son flechas. Pierna cambiada o banda natural. Diagonal del egipcio por desborde y centro del vigués. A la contra son mortales y sus puñales están siempre afilados.
Florenzi. Canterano con proyección con licencia para soñar. Fue el artista de una obra de arte y de un partido para enmarcar. Hizo desaparecer a Neymar durante 60 minutos y dejó dos entradas contadas de Jordi Alba. Su abuela - se hizo famoso por celebrar un gol subiéndose a la grada del Olímpico con ella - estará más que orgullosa del romano.


Alma "Txuri-urdin"

Griezmann, Vela y Seferovic - en un fugaz e insólito estreno - marcaron el camino. De su mano la Real regresó a Champions, aunque el resultado no fuese el esperado. Desde entonces, navegó sin rumbo fijo con el único objetivo de no naufragar. Un equipo sin alma y sin hambre. Pero este despertó, levantó y alzo la mano. La lucha sigue. Jugadores nuevos, metas nuevas. Se fue el hijo pródigo Antoine, pero llegó gente renovada. Desde Turquía hasta la costa ilicitana de la Península. Diego Reyes; Porto, Illarramendi; Real Madrid, Bruma; Galatasaray y Jonathas; Elche. Prácticamente todos los puestos reforzados.
Illarra, como estrella natal, vuelve tras dos años negros en la capital. Desde el principio de su fichaje - sufrió un ataque de ansiedad en la primera semana como blanco - no contó para el club. A la sombra de Xabi Alonso, Modric y Kroos. Clave fueron sus fallos en Dortmund y su suplencia en la final de la Champions.
Bruma y Jonathas hacen música con el balón. Rapidez y fuerza. Regate y gol. Gol. Lo necesitaba el equipo "Txuri-urdin". Seferovic, Finnbogason y Vela de "9" salieron rana. Jonathas - brasileño de calidad y altura - llega como el delantero perfecto para el ataque de los espacios.
Mientras, Armindo Tué Na Banga - más conocido como Bruma - es un bisauguineano nacionalizado portugués que tiene como demarcación favorita el extremo derecho. Velocidad, 1x1 y llegada de segunda línea como falso delantero.
Moyes lo agradecerá. Pardo, Granero, Bergara - su salida del once es una opción para la incorporación de Illaramendi -, y Xabi Prieto mueven a cualquier equipo. Con Íñigo en la zaga, la salida y la circulación de balón están aseguradas. La segunda línea y el punto de remate están, de nuevo tras la pareja Vela-Griezmann, armadas hasta los dientes.
El técnico inglés pidió un equipo. Ya lo tiene, y, después de Montanier, puede ser el artífice de la Real Sociedad 2.0.