La entrada de una por la salida de otros. Xabi Alonso, Torres, Reina, Luis Suárez y Gerard. Como resultado, 170 millones en caja y un Liverpool desmontado. La salida de los pilares de un equipo de década. Surgieron entonces Sturridge, Markovic, Lallana, Ings, Firminio o Benteke. Reinventarse o morir. La consigna principal del fútbol, y de cualquier deporte. A partir de ahí, utilizar cada pieza con el conocimiento de jugarse todo por el todo. El cielo o el infierno.
Firminio y Coutinho deben ser las alas. Ambos brasileños, y destinados a manejar "La Canarinha". Juntos o no, pero se confía en ellos. Ante la salida de Sterling - joven, y con un futuro bestial - el vacío de extremos puros en Anfield es obvio. Toca inventar. Dejar anclada la zona de creación, y entonces liberar la zona de finalización. Firminio + Coutinho en zona de tres cuartos. Magia, explosividad y disparo. Después de la salida del último fiel a "Los Reds" - Gerard se fue después de 17 años al servicio del club de toda su vida -, la vacante de capitán y creador ha quedado marcada. Henderson o Leiva no son suficientes. Entonces - pensando en la salida del eterno capitán - ya se fichó al recambio. El recambio era un alemán. Emre Can. Vino del Leverkusen habiendo demostrado la capacidad de robo, salida y llegada tan potente que tenía. El uso que hizo Brendas Rodgers de central fue nefasto. De ahí que se le haya dado más confianza de mediocentro.
Proponerse mantener un juego regular entre Coutinho y Firminio y no conformarse a los fugaces destellos de una calidad innata. Markovic e Ibe - clonación de un Sterling - y la seguridad de que el tanque Benteke - sus cifras de fichaje lo obligan - cazará todo lo que se mueva en el área. Lallana e Ings como revulsivos y el pensamiento de que Sturridge volverá. Maravilló ya con Suárez al lado y lo puede volver a hacer al lado del belga. El inglés marca los tiempos. Él decide el futuro de la pareja brasileña. Depender de él para volver a armar un equipo que nunca más volverá a caminar sólo.
Firminio y Coutinho deben ser las alas. Ambos brasileños, y destinados a manejar "La Canarinha". Juntos o no, pero se confía en ellos. Ante la salida de Sterling - joven, y con un futuro bestial - el vacío de extremos puros en Anfield es obvio. Toca inventar. Dejar anclada la zona de creación, y entonces liberar la zona de finalización. Firminio + Coutinho en zona de tres cuartos. Magia, explosividad y disparo. Después de la salida del último fiel a "Los Reds" - Gerard se fue después de 17 años al servicio del club de toda su vida -, la vacante de capitán y creador ha quedado marcada. Henderson o Leiva no son suficientes. Entonces - pensando en la salida del eterno capitán - ya se fichó al recambio. El recambio era un alemán. Emre Can. Vino del Leverkusen habiendo demostrado la capacidad de robo, salida y llegada tan potente que tenía. El uso que hizo Brendas Rodgers de central fue nefasto. De ahí que se le haya dado más confianza de mediocentro.
Proponerse mantener un juego regular entre Coutinho y Firminio y no conformarse a los fugaces destellos de una calidad innata. Markovic e Ibe - clonación de un Sterling - y la seguridad de que el tanque Benteke - sus cifras de fichaje lo obligan - cazará todo lo que se mueva en el área. Lallana e Ings como revulsivos y el pensamiento de que Sturridge volverá. Maravilló ya con Suárez al lado y lo puede volver a hacer al lado del belga. El inglés marca los tiempos. Él decide el futuro de la pareja brasileña. Depender de él para volver a armar un equipo que nunca más volverá a caminar sólo.